Vista desde un mirador desde el que enamorarte de Capileira

7 miradores desde los que enamorarte de Capileira

El municipio de Capileira cuenta con un entorno envidiable, a unos 1500 metros de altura sobre el nivel del mar y dentro del Parque Nacional de Sierra Nevada.

Es uno de los pueblos que conforman el Barranco de Poqueira, junto a Bubión y Pampaneira, dando forma a este precioso valle. Además, de los tres, es el que más alto se encuentra, por lo que hace que tenga una vista más privilegiada.

Todo esto hace que uno de sus atractivos sean los miradores que hay tanto en el pueblo como en su entorno natural, en cuyos podrás disfrutar de unas preciosas panorámicas, conseguir unas fotografías espectaculares e incluso enamorarte de este rincón de la Alpujarra Granadina.

7 miradores desde los que enamorarte de Capileira

Miradores dentro del pueblo de Capileira

Capileira cuenta con miradores dentro y fuera del pueblo, es decir, en su casco urbano y en su entorno municipal. Dentro del casco urbano puedes visitar cuatro de estos miradores, cada uno con una orientación diferente y algo que les da un carácter especial.

Estos cuatro miradores se distribuyen a lo largo del pueblo y de los tres barrios que lo componen, los cuales son el barrio alto (El Castillo), el barrio medio (Perchel) y el barrio bajo (Mentidero). En ellos podrás apreciar distintas perspectivas de todo lo que rodea el pueblo de Capileira, así como encontrar pequeñas píldoras de historia de este lugar de la Alpujarra Granadina.

Mirador del Tajo del Diablo

Este mirador se encuentra sobre la vertical de Pampaneira, en la parte sur del casco urbano de Capileira, dentro del barrio bajo o barrio Mentidero. Está situado sobre el Tajo del Diablo, del cual, al verlo desde cierta distancia, da la sensación de que el pueblo esté cayendo hacia él.

Sus vistas son hacia el conocido Barranco del Poqueira, así como a los pueblos más cercanos de la Alpujarra Granadina.

Detrás de su nombre esconde una leyenda, la cual incumbe a un pintor y al mismísimo diablo.

Esta leyenda cuenta que un día llegó a Capileira un hombre siniestro, de tez grisácea, sombrero de copa y gabán negro, que buscaba un famoso pintor del cual había oido que pintaba como los ángeles. Preguntó a unos ancianos que descansaban bajo el apacible sol de estas tierras. Uno de ellos, Cipriano, le comentó que él lo conocía, pero que antes quería saber la identidad de la persona que le buscaba, a lo que el hombre respondió “alguien que le hará ganar mucho dinero y fama”.

El anciano, aún no convencido de la fiabilidad del hombre, decidió llevarle hasta el pintor que buscaba. Recorrieron las calles de Capileira, pero al llegar a la iglesia, el hombre siniestro se negó a pasar por delante de ella, por lo que tuvieron que dar un rodeo.

Cuando llegaron a casa del pintor, este se encontraba pintando con su caballete. El forastero se presentó y le mostró su interés en que realizara una pintura para él, ofreciéndole a cambio una gran cantidad de dinero, una buena posición en Granada e incluso encontrar a una mujer que lo quisiera. El pintor declinó enseguida la oferta, alegando que él no pintaba ni por fama ni por dinero, y que el amor no era algo que se pudiera comprar si no es con el corazón.

El siniestro hombre no se tomó bien el rechazo del pintor, por lo que le maldijo a envejecer un año por cada pincelada que diera en sus cuadros y desapareció de forma instantánea. Antes de marcharse, este le dijo que, si se arrepentía, tan solo tendría que escribir “Lucifer” y aparecería de forma inmediata.

Al día siguiente, el pintor volvió a su tarea y empezó a pintar, pero al terminar el cuadro en el que estaba trabajando se encontraba muy cansado. El estupor aumentó cuando se miró al espejo, pues su cara había envejecido varios lustros.

Asustado por la situación, el pintor fue a visitar a un ermitaño que vivía cerca de Eras de Aldeire. Se comentaba que este ermitaño pertenecía a un legado de antiguos monjes con magia y poderes místicos que sólo utilizaban en situaciones estrictamente necesarias.

El ermitaño le propuso un plan para remediarlo todo, pero tendría que hacer aparecer al forastero que le había echado la maldición.

A la mañana siguiente, el pintor escribió la palabra “Lucifer” y el siniestro hombre apareció de inmediato. El pintor mostró su interés por pintarlo, pero tendría que ser en un lugar elegido por él. El hombre aceptó, por lo que, siguiendo el plan, lo llevó cerca de un barranco de Capileira.

Una vez tenía terminado el cuadro, el pintor se lo mostró al siniestro hombre, el cual quedó encantado con él. No obstante, acto seguido, el pintor se dirigió con el cuadro hacia el barranco y, ante la sorpresa del forastero, este le explicó que había pintado el cuadro con una pintura que le había absorbido todo su poder.

El siniestro personaje no daba crédito a lo que contaba el pintor, el cual lanzó el cuadro por el barranco a la vez que se producía un grito ensordecedor.

Cuando el cuadro se estrelló contra las rocas, el maleficio del pintor se rompió y volvió a recuperar su aspecto usual.

Desde entonces, este barranco se conoce como “Tajo del Diablo”.

A pesar de ser una fábula, no es de extrañar que el diablo mismo eligiera un entorno tan privilegiado como el de Capileira para contratar su retrato.

Mirador del Perchel

Se sitúa a la entrada del pueblo de Capileira y desde él se puede observar todo el Barranco del Poqueira.

Recibe el nombre del barrio en el que se encuentra, el barrio Perchel, aunque también es conocido como el Mirador de Capileira.

Este mirador es de planta irregular, está rodeado por peto de forja y madera y se encuentra enlosado con lajas de piedra. Esta forma en la que está construido es muy representativa, ya que es considerada como la típica obra alpujarreña.

En él podrás ver una cerámica con unas pinturas de Hipólito Llanes, que plasmó el ceramista Morales Aguacil. En ellas se ilustran los versos del poeta Rafael Gómez Montero:

A la sombra del Veleta,
secándose al sol y al aire,
tendieron a Capileira
blanca como los pañales.
En las aguas del Poqueira
debajo de los nogales
la cantinela del río
rompe el silencio del Valle.
Capileira es un belén,
un belén de hueso y carne
con alta nieve en la sierra,
rubio trigo en los marjales,
lavanderas en el río
y romero en los bancales.
Pastores de La Alpujarra
dicen coplas y romances,
mientras por sus callejuelas
cada mañana Dios nace.

Mirador de las Espeñuelas

Se trata de un mirador con vistas a la zona norte del Barranco de Poqueira, que se encuentra muy cerca de la Plaza Calvario.

La corta distancia que hay entre este mirador y el Mirador del Tajo del Diablo, pone de manifiesto la gran elevación entre la zona más alta y más baja del pueblo de Capileira. Y es que, pese a su pequeño tamaño, cuenta con un desnivel de 250 metros.

Mirador del Mentidero

En este caso, el mirador está compuesto por una calle, la cual recibe el nombre de Calle Mirador del Mentidero. Esta es la calle que da nombre al barrio bajo y, a su vez, es la calle en la que vivía el pintor de la leyenda del Mirador del Tajo del Diablo.

A través de su recorrido, compuesto por barandillas, podrás disfrutar de unas privilegiadas vistas a los pueblos de Bubión y Pampaneira, así como de Sierra Nevada. Además, en los días despejados, se puede llegar a ver la costa de África.

Miradores a las afueras del pueblo de Capileira

El entorno municipal de Capileira es un privilegio, recorrer toda la naturaleza que brota a estas alturas y poder apreciar los bellos paisajes que dibujan sus montañas no tiene precio. Para ello, podrás encontrar tres miradores fuera del pueblo que te mostrarán otras perspectivas de lo que esconde este bonito lugar.

Apreciar sus sierras, barrancos y laderas, es solo el principio de todo lo que esconde para ti. Encuentra los lugares más significativos, respira el aire de la alta montaña, siente el ambiente de su bosque y enamórate viendo los atardeceres desde sus miradores.

Mirador de las Eras de Aldeire

También conocido como Mirador de Sierra Nevada, se encuentra muy cerca del pueblo, saliendo de este hacia el norte. Tiene una altura de 2500 metros sobre el nivel del mar y está en la misma zona en la que habitaba el ermitaño de la leyenda del Mirador del Tajo del Diablo.

Antiguamente era un lugar de siembra de parvas de agosto, pero se ha ido recuperando y convirtiendo en el bonito mirador que es hoy en día. En su visita encontrarás un lugar con suelo de piedra y hierba y algunos carteles informativos sobre el entorno que se puede apreciar.

Desde este mirador podrás tener una bonita vista de Sierra Nevada, de ahí su otro nombre, y dos de sus cumbres, el Veleta y el Mulhacén. El contraste de estos dos picos con los antiguos bancales y las numerosas hazas y huertas, constituye una preciosa imagen. Además, podrás obtener una fantástica panorámica del Barranco de Poqueira.

Mirador de la Junta de los Ríos

El Mirador de Junta de los Ríos se encuentra en el extremo sur de la vertiente izquierda del Barranco del Poqueira y se dice que es el mejor mirador del municipio. El propio Ayuntamiento de Capileira lo denomina como “el mirador más impresionante”.

Se le conoce también como Mirador Tajos del Ángel.

Desde él se pueden observar los tres pueblos del Poqueira, Capileira, Pampaneira y Bubión. Sin embargo, podrás diferenciar otros muchos lugares, como son la Sierra de Lújar, la Sierra de Los Guájares, el Cerro de San Antonio, el Barranco Prado Negro, la Loma del Pozuelo, la Haza Larga o la Haza Redonda.

La mejor forma de llegar hasta este mirador es realizando una de las rutas de senderismo de Capileira o de alguno de los pueblos cercanos.

Mirador Puerto Molina

Finalmente, este mirador se encuentra a pie de pista, pues la única forma de acceder a él es mediante alguna de las rutas de senderismo que lo recorren. Una de las más conocidas es la subida de la Hoya del Portillo al mirador de Trevélez.

Desde este mirador podrás contemplar dos zonas de interpretación diferenciadas, ambas con unas impresionantes panorámicas. Por un lado, encontrarás unas vistas excepcionales de la parte sur del Parque Nacional de Sierra Nevada, con toda la zona del Barranco de Poqueira, el río Toril y toda la línea de picos de más de 3000 metros. Mientras que en la otra zona, podrás apreciar la Sierra de la Contraviesa, la Sierra de Lújar y, en los días más despejados, el mar Mediterráneo.

Además, el mirador está equipado con paneles de información que te ayudarán a conocer mejor todo el entorno.

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